Disertación
Esta pregunta seguramente a muchos les resultara extraña y ajena a su vida dado que no es el tipo de preguntas que estamos acostumbrados a hacernos. Sin duda, podemos afirmar que no es una pregunta de actualidad, en el sentido de que no es una cuestión que a la gente le preocupe e intente responder.
No obstante, una vez planteada, y
tras presentar los argumentos a favor y en contra, es probable que nos demos
cuenta que esta pregunta tiene más actualidad y, desde luego, más importancia
de lo que parece. Esta pregunta seguramente a muchos les resultara extraña y ajena a su vida dado que no es el tipo de preguntas que estamos acostumbrados a hacernos. Sin duda, podemos afirmar que no es una pregunta de actualidad, en el sentido de que no es una cuestión que a la gente le preocupe e intente responder.
Aunque vivimos en un mundo dominado por la ciencia y la técnica, no hay que olvidar que la filosofía fue la madre de la ciencia, ya que ella fue la que inició el pensamiento mediante la razón. Más aún, hoy en día los científicos que elaboran teorías e hipótesis en realidad parten de determinadas ideas filosóficas y las conclusiones de sus trabajos deben ajustarse a unos métodos y unos criterios de verdad que, en su mayor parte, son establecidos por la filosofía.
Tenemos una deuda impagable con la
filosofía en el sentido de que todo el saber que actualmente poseemos es el
fruto de siglos y miles de años de reflexión de la humanidad, una reflexión
racional que se ha ido acumulando y transmitiendo de generación en generación,
y que nosotros ahora poseemos y disfrutamos.
El ser humano de todos los tiempos
se ha interrogado por las grandes cuestiones de la existencia: de donde
venimos, a dónde vamos, cuál es la verdad de las cosas, cómo enfrentarnos a la
naturaleza, etc. Curiosos como somos por naturaleza, estas preguntas forman
parte de nuestro ser más profundo, de modo que ya por el hecho de ser personas
habita en nuestro interior un deseo de conocer la verdad.
Pero, además, el ser humano también
busca la felicidad. Todos deseamos encontrar el camino acertado en la vida para
poder ser felices. Queremos vivir a gusto y contentos con nosotros mismos y con
los demás, deseamos aprender a vivir sabiamente conociendo lo que es bueno y
malo y actuando en consecuencia. Nuestro corazón está siempre insatisfecho
porque anhela siempre una felicidad que es su horizonte.
Por estos motivos se puede decir que
la filosofía es útil, nos sirve para la vida, tanto personal como social, dado
que la filosofía intenta responder a preguntas que llevamos dentro de nosotros
y que es necesario responder.
De hecho, todos filosofamos de un
modo u otro. Cada día, en cada momento, en cada situación, tenemos que realizar
acciones, tomar decisiones, pensar lo que queremos, etc. Por tanto, cada día
nos estamos rigiendo por una serie de ideas, prejuicios, valores y normas que
construyen nuestra particular manera de entender el mundo y la vida, es decir,
nuestra particular filosofía.
Sin embargo, todos estos argumentos
no convencen a otros muchos que, en su opinión, no tiene mucho sentido hacer
filosofía.
Argumentan diciendo que muchas de
las cosas que los filósofos han dicho ya han pasado de moda, se ha comprobado
que no eran así o, simplemente, acertaron por azar.
Otros basan su argumentación en que
pararse a reflexionar sobre las cosas es estresante, hace que le demos muchas
vueltas a la cabeza y acabemos agobiados y angustiados. La mayoría de estas
preguntas no tienen respuesta y es mucho mejor vivir la vida aprovechando el
momento presente sin pensar tanto en ellas.
Por otra parte, la filosofía no
tiene buena prensa porque no es estrictamente una ciencia, es decir, no se basa
en los datos de experimentos ni traduce sus investigaciones en números
matemáticos. Por tanto, sus conclusiones no pueden ser comprobadas ni pueden
ser tenidas como conocimiento seguro. Son tan sólo opiniones.
Pero el argumento más común en
contra de la filosofía es afirmar que ésta no ayuda a las personas a las cosas
que de verdad interesan: tener un trabajo, una casa, ganar dinero, tener un
bienestar... Esto es lo que la gente necesita, lo que ayuda en la vida, y por
mucho que filosofemos nada de esto vamos a conseguir, de modo que filosofar
sería más bien una pérdida inútil de tiempo.
Expuestos los argumentos a favor y
en contra, personalmente creo que tiene sentido filosofar. Es cierto que no da
dinero ni bienestar material, pero la vida de una persona es mucho más que todo
eso. Se puede tener de todo lo material, pero dentro de nosotros sigue el deseo
de saber la verdad y de encontrar la felicidad. Y ese deseo no puede ser
ahogado. También es verdad que no es una ciencia en sentido estricto, pero poca
gente sabe que toda ciencia se basa en una filosofía, es decir, en un método y
en unos criterios de verdad que dependen de una visión filosófica determinada.
Y, sobre todo, defiendo la filosofía porque nos enseña a pensar. Si somos
personas es porque estamos dotados de razón. Eso nos diferencia de los
animales. Luego si mi parte racional es lo más específico que hay en mí, ¿cómo
no voy a desarrollarlo? En la medida en que aprendo a pensar, razono y
reflexiono sobre todas las cosas, son más y mejor persona. En el fondo yo creo
que si no filosofamos es porque nos asusta lo que podamos encontrar, ya que
puede que eso altere nuestros intereses, nuestras comodidades y nuestros
planes.
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