Tras aprobarse la Constitución, se inició un nuevo período
con un gobierno presidido por Manuel Azaña y formado por
republicanos de izquierda y socialistas. En diciembre, Niceto Alcalá
Zamora fue elegido Presidente de la República. El gobierno
republicano-socialista emprendió un amplio programa de reformas en
un contexto económico desfavorable, marcado por el ascenso del paro.
En
primer lugar, se acometieron diversas reformas laborales, iniciadas
desde el Ministerio del Trabajo por el socialista Largo Caballero,
que favorecían la posición de los trabajadores y sindicatos y
encontraron la cerrada oposición de los empresarios. Así
mismo, se llevó a cabo la reforma educativa, realizando un amplio
programa de construcción de escuelas y contratación de maestros:
6750 escuelas y 7000 maestros con mejores salarios; se introdujo la
enseñanza mixta, y la Religión dejó de ser asignatura obligatoria.
También se efectuó una reforma militar: buscando garantizar la
fidelidad del Ejército al nuevo régimen republicano y propiciar la
reducción del excesivo número de jefes y oficiales, se exigió el
juramento de fidelidad al nuevo régimen republicano, pudiendo optar
los que se negaran a ello al retiro voluntario con paga completa. Por
último, de capital importancia fue la reforma agraria: con ella se
buscaba el reasentamiento de campesinos sin tierra en latifundios
insuficientemente explotados. No obstante no se logró su total
aplicación lo cual provocó un decepción generalizada entre el
campesinado en un contexto económico de paro creciente (sigue...)
Tras las elecciones de 1934, Lerroux formó un gabinete
conformado exclusivamente por miembros de su partido. La CEDA apoyó
al gobierno desde el Parlamento. Lerroux se vio así obligado a
iniciar lo que los grupos de derecha reclamaban, una política de
rectificación de las reformas del bienio anterior. Esta nueva política se concretó en la paralización de las reformas
iniciadas: paralización de la reforma agraria, con la consiguiente
expulsión de las tierras que habían ocupado de miles de jornaleros;
paralización de la reforma militar y designación para puestos clave
de militares claramente antirrepublicanos como Franco, Goded o Mola
(esta nueva política fue completada con un amnistía para los
participantes en el golpe de Sanjurjo en 1932); conciliación con la
Iglesia Católica; paralización de las reformas educativas mediante
el parón en el programa de construcciones escolares y anulación de
la enseñanza mixta; enfrentamiento a los nacionalismos periféricos:
freno al proyecto de Estatuto de Autonomía vasco, presentado por el
PNV y enfrentamientos con la Generalitat catalana, que
presidía Lluis Companys, dirigente de ERC, desde enero de 1934.
En un ambiente de
creciente radicalización, se presentaron las siguientes candidaturas
a las elecciones de febrero de 1936. La victoria fue para el Frente
Popular, que basó su triunfo en las ciudades y las provincias del
sur y la periferia. Mientras, la derecha triunfó en el norte y el
interior del país. Tras las elecciones, Manuel Azaña fue nombrado
Presidente de la República. El objetivo era que Indalecio Prieto,
hombre fuerte del ala más moderada del PSOE, ocupara la jefatura del
gobierno. Sin embargo, la negativa del Partido Socialista, dividido
en diversas tendencias, llevó a que se formara un gobierno presidido
por Casares Quiroga y formado exclusivamente por republicanos de
izquierda, sin la participación del PSOE. Así, el nuevo gobierno
nacía debilitado.
El nuevo gabinete inició rápidamente la acción reformista:
amplia amnistía para todos los represaliados tras octubre de 1934;
restablecimiento del Estatuto catalán; alejamiento de Madrid de los
generales más sospechosos de golpismo; reanudación de la reforma
agraria. Esta medida fue rápidamente desbordada por la acción de
los jornaleros que se lanzaron a la ocupación de fincas; tramitación
de nuevos estatutos de autonomía (el Estatuto de Galicia, fue
aprobado en plebiscito en junio de 1936, y el del País Vasco estaba
prácticamente terminado en julio de 1936.)
Mientras, el ambiente
social era cada vez más tenso. La izquierda obrera había optado por
una postura claramente revolucionaria a imitación del gobierno
soviético, y la derecha buscaba de forma evidente el fin del sistema
democrático es pos de una dictadura fascista. Desde el mes de abril
se sucedieron los enfrentamientos violentos callejeros entre grupos
falangistas y milicias socialistas, comunistas y anarquistas.
Mientras la conspiración militar contra el gobierno del Frente
Popular avanzaba. La salida antidemocrática tenía valedores
internacionales. Muy pronto se iniciaron los contactos con Mussolini
y Hitler. El 12 de julio era asesinado por extremistas de derecha un
oficial de la Guardia de Asalto, teniente Castillo. La respuesta
llegó la siguiente madrugada con el asesinato de José Calvo Sotelo
por parte de un grupo de miembros de las fuerzas de seguridad. El
enfrentamiento era inevitable: el 17 de julio de 1936 el ejército de
Marruecos iniciaba la rebelión contra el gobierno de la República.
El triunfo parcial del golpe desencadenó la guerra civil.
- Haz un cuadro comparativo con las reformas que llevaron a cabo primero el gobierno de Azaña y después el gobierno de Lerroux.
- El texto emplea estas dos frases, “Ambiente de creciente radicalización” y “ambiente social cada vez más tenso”. Explica con tus palabras qué se refiere.
- Visto todo en su conjunto, y en tu opinión, ¿por qué crees que se produjo la Guerra Civil?
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