sábado, 31 de agosto de 2013

Reformas y contrarreformas durante la II República


Tras aprobarse la Constitución, se inició un nuevo período con un gobierno presidido por Manuel Azaña y formado por republicanos de izquierda y socialistas. En diciembre, Niceto Alcalá Zamora fue elegido Presidente de la República. El gobierno republicano-socialista emprendió un amplio programa de reformas en un contexto económico desfavorable, marcado por el ascenso del paro
En primer lugar, se acometieron diversas reformas laborales, iniciadas desde el Ministerio del Trabajo por el socialista Largo Caballero, que favorecían la posición de los trabajadores y sindicatos y encontraron la cerrada oposición de los empresarios.
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Así mismo, se llevó a cabo la reforma educativa, realizando un amplio programa de construcción de escuelas y contratación de maestros: 6750 escuelas y 7000 maestros con mejores salarios; se introdujo la enseñanza mixta, y la Religión dejó de ser asignatura obligatoria. También se efectuó una reforma militar: buscando garantizar la fidelidad del Ejército al nuevo régimen republicano y propiciar la reducción del excesivo número de jefes y oficiales, se exigió el juramento de fidelidad al nuevo régimen republicano, pudiendo optar los que se negaran a ello al retiro voluntario con paga completa. Por último, de capital importancia fue la reforma agraria: con ella se buscaba el reasentamiento de campesinos sin tierra en latifundios insuficientemente explotados. No obstante no se logró su total aplicación lo cual provocó un decepción generalizada entre el campesinado en un contexto económico de paro creciente.

Tras las elecciones de 1934, Lerroux formó un gabinete conformado exclusivamente por miembros de su partido. La CEDA apoyó al gobierno desde el Parlamento. Lerroux se vio así obligado a iniciar lo que los grupos de derecha reclamaban, una política de rectificación de las reformas del bienio anterior.
Esta nueva política se concretó en la paralización de las reformas iniciadas: paralización de la reforma agraria, con la consiguiente expulsión de las tierras que habían ocupado de miles de jornaleros; paralización de la reforma militar y designación para puestos clave de militares claramente antirrepublicanos como Franco, Goded o Mola (esta nueva política fue completada con un amnistía para los participantes en el golpe de Sanjurjo en 1932);
conciliación con la Iglesia Católica; paralización de las reformas educativas mediante el parón en el programa de construcciones escolares y anulación de la enseñanza mixta; enfrentamiento a los nacionalismos periféricos: freno al proyecto de Estatuto de Autonomía vasco, presentado por el PNV y enfrentamientos con la Generalitat catalana, que presidía Lluis Companys, dirigente de ERC, desde enero de 1934.
En un ambiente de creciente radicalización, se presentaron las siguientes candidaturas a las elecciones de febrero de 1936. La victoria fue para el Frente Popular, que basó su triunfo en las ciudades y las provincias del sur y la periferia. Mientras, la derecha triunfó en el norte y el interior del país. Tras las elecciones, Manuel Azaña fue nombrado Presidente de la República. El objetivo era que Indalecio Prieto, hombre fuerte del ala más moderada del PSOE, ocupara la jefatura del gobierno. Sin embargo, la negativa del Partido Socialista, dividido en diversas tendencias, llevó a que se formara un gobierno presidido por Casares Quiroga y formado exclusivamente por republicanos de izquierda, sin la participación del PSOE. Así, el nuevo gobierno nacía debilitado.

El nuevo gabinete inició rápidamente la acción reformista: amplia amnistía para todos los represaliados tras octubre de 1934; restablecimiento del Estatuto catalán; alejamiento de Madrid de los generales más sospechosos de golpismo; reanudación de la reforma agraria. Esta medida fue rápidamente desbordada por la acción de los jornaleros que se lanzaron a la ocupación de fincas; tramitación de nuevos estatutos de autonomía (el Estatuto de Galicia, fue aprobado en plebiscito en junio de 1936, y el del País Vasco estaba prácticamente terminado en julio de 1936.)
Mientras, el ambiente social era cada vez más tenso. La izquierda obrera había optado por una postura claramente revolucionaria a imitación del gobierno soviético, y la derecha buscaba de forma evidente el fin del sistema democrático es pos de una dictadura fascista. Desde el mes de abril se sucedieron los enfrentamientos violentos callejeros entre grupos falangistas y milicias socialistas, comunistas y anarquistas. Mientras la conspiración militar contra el gobierno del Frente Popular avanzaba. La salida antidemocrática tenía valedores internacionales. Muy pronto se iniciaron los contactos con Mussolini y Hitler. El 12 de julio era asesinado por extremistas de derecha un oficial de la Guardia de Asalto, teniente Castillo. La respuesta llegó la siguiente madrugada con el asesinato de José Calvo Sotelo por parte de un grupo de miembros de las fuerzas de seguridad. El enfrentamiento era inevitable: el 17 de julio de 1936 el ejército de Marruecos iniciaba la rebelión contra el gobierno de la República. El  triunfo parcial del golpe desencadenó la guerra civil.


  • Haz un cuadro comparativo con las reformas que llevaron a cabo primero el gobierno de Azaña y después el gobierno de Lerroux.
  • El texto emplea estas dos frases, “Ambiente de creciente radicalización” y “ambiente social cada vez más tenso”. Explica con tus palabras qué se refiere.
  • Visto todo en su conjunto, y en tu opinión, ¿por qué crees que se produjo la Guerra Civil?

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