Antes
de la aparición del feudalismo lo habitual es que existiera un reino
con un rey que tiene un poder central absoluto. Su poder se extiende
por todo el territorio del reino, el cual está dividido en
provincias y lo gobierna por medio de sus funcionarios. Pero en una
sociedad rural y poco desarrollada, el rey cada vez tiene menos
recursos de dinero, soldados, etc. y le resulta muy difícil gobernar
todo el territorio.
(sigue...)
Estos
hombres fuertes, a cambio de la ayuda al rey, reciben de éste más
tierras del reino junto con los derechos propios del rey en esas
tierras: dictar leyes, impartir justicia, cobrar impuestos, mantener
un ejército permanente, etc. Surgen así los feudos. Un feudo es un
señorío territorial, territorio donde gobierna un señor. El señor
tiene todos los poderes:
-
Económico: establece los impuestos sobre los habitantes del
territorio.
-
Militar: dispone de una comitiva personal y un conjunto de caballeros
que integran su ejército, así como otros agentes del señor para el
cumplimiento de las leyes en el señorío.
-
Es el dueño directo de la mayor parte de la tierra.
-
Es el dueño directo de la mayoría de las personas que viven en él.
Por
tanto, con la aparición de los feudos, el territorio y el poder se
van a fragmentar en unidades más pequeñas, que no son reinos
independientes, pero casi funcionan como si lo fueran ya que el señor
feudal es como si fuera un rey con su territorio. Es cierto que los
feudos siguen estando integradas en el mismo reino y con un rey, pero
en circunstancias distintas: cada señor feudal está unido al rey
mediante un pacto o juramento de fidelidad. Por su parte, el rey
tiene su propio feudo personal, las tierras que dependen directamente
del rey. El resto de las tierras están vinculadas a él en la medida
en que los señores feudales cumplen sus pactos de fidelidad.

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